domingo, 26 de noviembre de 2006

Borrando huellas



Muerdo otros labios,

desmenuzo un deseo que no urge.

Me dejo estremecer

bajo el dibujo de mi cuerpo en otras manos.


Cuento dientes con la lengua,

arrastro despacio

el olor de una camiseta que no te esconde.


Invento ombligos concéntricos.


Grabo la percusión de un ritmo nuevo

que desequilibrará el balance de tu peso.

sábado, 25 de noviembre de 2006

El Gran Azul

Sabes que no es cierto, pero te gusta perder unos minutos antes de levantarte recordando tus paseos nocturnos. Sumergirte en el mar, perderte de tu cuerpo; ser parte del océano, dentro del vientre del mundo, por debajo de todas las cosas.


Aguantas la respiración, que se convierte en algo azul dentro de ti que te inunda y se funde con el agua. Te dejas llevar y estiras los brazos; los mueves despacio y te estiras hasta el alma, que se pierde de ti. Durante unos instantes dudas si quieres recuperarla o prefieres no volver a ese mundo de arriba.

miércoles, 22 de noviembre de 2006

Perderme de ti


Llevo tres meses en esta casa, tan cerca y a la vez tan lejos de ti. Veinte minutos a pie, apenas diez en bici. Apenas nos hemos visto; un cruce fugaz en la plaza, un intento de acercarnos que siempre evito porque no quiero volver a ver tus ojos. Toda nuestra historia está encerrada en tus ojos. Al despertar la almohada me ha recordado a ti, acostado a ese lado, yo pidiéndote un abrazo sin hablar. Y el sueño de esta noche, la certeza de que a partir de ahora todo será diferente, mezclado con algún otro sueño pintado de imágenes indescifrables que dejan un poso en cada uno de los sentidos, me lleva a los minutos que pasamos frente al Jardín de las Delicias. Conseguimos alcanzar la primera línea; yo hubiera querido que no hubiese nadie más, que fuese solo para nosotros. Cerré los ojos y deseé que desaparecieran todos para poder cogerte de la mano, llevarte dentro y enseñarte mi paraíso; pero ni siquiera nos tocamos, como tantas otras veces. Ya te me ibas perdiendo por las salas; en algunas pensaba que ibas a desaparecer y, en otras, era yo la que quería diluirme o adentrarme en algún cuadro donde no hubieras existido y romper el hechizo. Y jugaba a alejarme yo, como si fuera capaz de perderme; pero regresaba hacia el lugar donde te había dejado y para encontrarte sólo necesitaba dar con tus ojos, o con el corte tan goloso de tu nuca. Y así sigo jugando, cada vez que nos cruzamos en la plaza, esperando el día, quizá hoy, en que empiece a no regresar.

martes, 21 de noviembre de 2006

Tu nombre, ahora




Y, sin embargo, sabes que no es cierto. Que no te despertó de madrugada un sonido como de cascabeles; que no caminaste descalza hasta la playa. No llegaste a mojar las yemas de los dedos en el rumor de las olas al tiempo que escuchabas un susurro, casi una caricia: Naul. Tu nombre, ahora, será Naul.