sábado, 25 de noviembre de 2006

El Gran Azul

Sabes que no es cierto, pero te gusta perder unos minutos antes de levantarte recordando tus paseos nocturnos. Sumergirte en el mar, perderte de tu cuerpo; ser parte del océano, dentro del vientre del mundo, por debajo de todas las cosas.


Aguantas la respiración, que se convierte en algo azul dentro de ti que te inunda y se funde con el agua. Te dejas llevar y estiras los brazos; los mueves despacio y te estiras hasta el alma, que se pierde de ti. Durante unos instantes dudas si quieres recuperarla o prefieres no volver a ese mundo de arriba.